La consanguinidad

La consanguinidad es admitidad por prácticamente la mayoría de los canaricultores como uno de los mejores medios para trabajar los canarios de canto. Nos ayuda a fijar las características deseadas y nos permite crear diferentes líneas de canto, pero también tiene sus inconvenientes. Mediante la consanguinidad fijamos y propiciamos la presencia de las virtudes, pero, si el criador no sabe dosificarla, también propiciamos la aparición de aquellas taras ocultas y su perpetuación. Es un hecho probado que el abuso de la consanguinidad trae nefastas consecuencias, por eso es necesario saber en qué momento introducir el cruce de refresco, que no será cuando empiecen a aparecer los problemas, ya que entonces será tarde, sino en el momento anterior en el que creamos necesario: ahí es donde se demuestra la experiencia y habilidad del criador.

El uso adecuado de la consanguinidad produce unos beneficios, más o menos inmediatos, que con el tiempo van siendo menores hasta que se produce un estancamiento en la mejora, seguido de la temida depresión consanguínea. El refresco debe realizarse antes de que se produzca esa fase de retroceso, pues de no hacerse así las esperanzas de salvar la línea se reducen al mínimo.

Creo que no pueden darse reglas generales sobre en qué momento concreto hay que introducir el refresco, cada línea de canarios tiene una fortaleza distinta. Hay ejemplares que tras un primer cruce consanguíneo ya salen tarados y otros que a pesar de años de consanguinidad no muestran todavía sus efectos negativos; todo depende de la fortaleza de los ejemplares con que iniciemos el trabajo y de las características negativas, en todos los aspectos, que porten en su genotipo.

Tengamos presentes algunos de los efectos del abuso de la consanguinidad:

- Taras físicas: principalmente problemas óseos y malformaciones en las patas.

- Debilidad general: considerable reducción de las defensas del organismo y su consiguiente predisposición a padecer todo tipo de enfermedades.

- Problemas de fertilidad y elevada mortalidad de embriones y pichones.

- Considerable merma de la aptitud para el canto.

- Ataques epilépticos.

Males evitables todos ellos, que hacen más necesaria todavía, para prevenirlos, la ayuda de los criadores experimentados a los noveles.

Importancia de los pedigries

El uso de los pedigríes o árboles genealógicos está cada vez más extendido entre los canaricultores, sea cual sea la raza o variedad que cultiven. Los criadores de canarios de canto no son una excepción y el pedigrí se ha convertido por méritos propios en un elemento indispensable en el intercambio de ejemplares entre canaricultores de élite.

Es cierto que esta práctica todavía no es realizada por la totalidad de los aficionados, pero el número de sus defensores va en aumento y llegará un día, por lo menos eso sería lo deseable, en que nuestros pedigríes tendrán la misma importancia y validez que tienen, por ejemplo, en el mundo de la cría de perros de raza. Sin duda es un campo en el que las asociaciones y federaciones ornitológicas tendrán mucho que decir, ya que son esas instituciones las que deberán determinar el marco estatutario en el que ha de basarse el registro de los ejemplares de cada criador que esté interesado en dar validez oficial al pedigrí de sus canarios. Los pedigríes en el momento actual, al no tener el respaldo oficial de asociaciones y federaciones, se basan en la buena fe de los canaricultores, motivo por el cual debemos confiar en la misma.

Los pedigríes son, además, un arma sumamente eficaz contra el halo de secretismo que invade muchos criaderos y contra la inseguridad en la que muchos aficionados noveles se mueven al adquirir sus primeros canarios de raza, al carecer de garantías suficientes respecto a la pureza racial de los mismos. Pero sobre todo, del pedigrí se puede extraer información sumamente valiosa sobre su propietario. Podemos conocer su ascendencia, cómo trabaja el criador (qué tipo de cruces ha realizado), el grado de consanguinidad del animal y otro tipo de información útil a la hora de confeccionar nuestros propios cruces. Si además conocemos bien los ejemplares que figuran en el pedigrí y sus características más relevantes, podremos extraer las características que priman o deberían primar y, sobre todo, en atención al objeto de este trabajo, las líneas de canto que predominan en el canario objeto de análisis.

Naturalmente, si no tenemos un gran conocimiento de los ejemplares que constan en el pedigrí o éste no está acompañado de notas informativas o aclaratorias del criador, para facilitar la labor interpretativa, lo que tendremos en nuestras manos no será más que una ficha en la que hay escrita una sucesión de números de anillas, que fuera de informarnos sobre el tipo de cruces realizados, no nos servirá absolutamente para nada, sólo para tener una garantía sobre la pureza racial del ejemplar en cuestión, que en algunos casos no será poco.

Conclusión

A lo largo de las líneas precedentes hemos tratado temas relacionados con los canarios de canto en general, y, sobre todo, nos gemos olvidado de las interminables y habituales discusiones que rodean a esta bonita rama de la Ornitología Deportiva y frenan su desarrollo. Espero que este modesto trabajo sirva de precedente para encaminar e otra dirección la tónica seguida en los últimos tiempos y conseguir afianzar la canaricultura de canto cualitativa y cuantitativamente.

Personalmente, considero que los aficionados de buena fe deben ocuparse en enriquecer y fortalecer los lazos comunes que unen a todos aquellos que amamos el canto del canario en cualesquiera de sus razas y variedades canoras. Hay muchas cosas que nos unen, más de las que muchos piensan, y nuestro futuro está, en cierta forma, entrelazado, por ello estamos en la obligación de entendernos y de ayudarnos en todo aquello que nos sea posible para devolver a la canaricultura de canto al lugar que ocupaba no hace muchas décadas.

Consideraciones sobre la herencia en los canarios de canto V