Selección y cruces

En la naturaleza, la mejora de las distintas especies animales y vegetales se produce por medio de la selección natural. La Madre Naturaleza, en su infinita sabiduría, se encarga de que sólo los mejor dotados sobrevivan y se reproduzcan. Por cruel que esto parezca, las especies tienen garantizado así que sólo pase de generación en generación el material genético más apropiado para conseguir su perpetuación en un mundo, como el nuestro, en el que las condiciones de vida son cada vez más difíciles para las especies salvajes.

En cautividad, muchos ejemplares que en plena livertad no tendrían posibilidad alguna de sobrevivir, lo consiguen. Esto nos ha permitido obtener especímenes mutantes de gran belleza, cuyos días hubieran estado contados en libertad, al suponer la mutación, por lo general, una merma de las posibilidades de camuflaje de sus portadores; tal es el caso de las mutaciones que afectan al color del plumaje de nuestros canarios, ¿cuánto podría aguantar un canario amarillo o blanco en libertad sin ser pasto de los predadores? Si las mutaciones o variaciones producidas no perjudican a la calidad de vida de los animales, podemos decir, en principio, que son beneficiosas. Por contra, toda mutación o variación que provoque una merma considerable de la calidad de vida del animal es negativa y debe evitarse que sus portadores se reproduzcan, so pena de perpetuar estirpes animales enfermas condenadas a un sufrimiento vitalicio. Este es el fundamento de la selección artificial o zootécnica, eliminar de la cría todo aquel ejemplar que no reúna los requisitos mínimos necesarios para asegurar una descendencia sana y sin taras.

Ahora bien, hay que distinguir la selección en base a motivos sanitarios, de la selección de ejemplares de raza, en la que, además de tener en cuenta la primera, hay que observar un estándar de belleza previamente determinado por los criadores. A esto último habría que añadir las preferencias personales de cada criador, su particular forma de entender la raza que cultiva dentro de los parámetros establecidos por el estándar de la misma. En resumen, la selección zootécnica debe realizarse en atención a:

1º) La calidad de vida de los ejemplares (eliminación de la cría de los ejemplares enfermos o con taras).

2º) El estándar de la raza.

3º) Las preferencias del criador dentro de los límites del estandar.

Aplicando lo anterior al objeto del presente trabajo, deberemos, simplemente, observar lo recogido en los diferentes Códigos de canto o estándares, a la hora de confeccionar los cruces.

Los cruces a realizar con los ejemplares que poseamos, se encaminarán a potenciar las características queridas y a la eliminación progresiva de las no deseadas, mediante la discriminación de los ejemplares que se aparten de nuestro tipo ideal (los que muestren alguna tara física o defecto en el canto). Nunca deberemos emplear en la reproducción ejemplares que posean un defecto, a no ser que sean imprescindibles para nuestros planes de trabajo. En este último caso, tan solo los criadores más experimentados están capacitados para llevar a cabo con éxito su reproducción.

En los enjuiciamientos de los concursos no es infrecuente ver cómo ejemplares que tienen una serie de faltas o defectos en su canto llegan a tener puntuaciones altas y que incluso obtienen algún premio. Hay que distinguir lo que es la valoración del canto de un canario en un concurso de lo que es la valoración del mismo de cara a la cría. En los concursos, el juez debe limitarse a aplicar un reglamento o estándar y a valorar el canto de los canarios en atención al mismo, consideraciones importantísimas a la hora de la reproducción quedan la mayoría de las veces fuera de la estricta labor de enjuiciar un canario en los concursos y es por ello por lo que muchas veces no coinciden las puntuaciones con la verdadera valía de un canario como reproductor.

Imaginemos dos canarios, uno de extenso repertorio que muestra un gran dominio de parte de su partitura pero que en otra no puede desarrollar los giros de forma satisfactoria (con defectos) y resta musicalidad al conjunto y otro repertorio menos variado pero realizado de forma sobresaliente y sin falta alguna, con todo, supongamos que este segundo ejemplar tiene menos puntuación que le primero. ¿Qué ejemplar es más adecuado como reproductor? Sin duda alguna, y en la mayoría de las ocasiones, debemos utilizar en la cría el segundo, aquel que si bien no tiene un canto demasiado variado posee un repertorio sin defectos que nos permitirá realizar un trabajo con mayores garantías de éxito, ya que es más fácil obtener ejemplares de alta selección partiendo de la calidad que no de la cantidad. Si nuestros canarios tienen un canto de calidad y sin defectos no tardaremos mucho en conseguir mayor repertorio. Por contra, si partimos de un ejemplar que posee defectos en su canto, lo más normal es que éstos se multipliquen en la descendencia si el criador no es lo suficientemente hábil a la hora de plantear sus objetivos en la cría.

La conclusión de lo anteriormente expuesto es que no debemos engañarnos por las puntuaciones obtenidas por nuestros ejemplares, no utilicemos éstas como principal elemento de juicio a la hora de seleccionar nuestros reproductores, antepongamos un análisis frío y objetivo de las características canoras y morfológicas de cada canario. En ocasiones, el canario con mayor puntuación no es potencialmente el mejor reproductor. El secreto del éxito en la cría de canarios de canto se basa en ser enormemente selectivo con lo que se echa a criar.

Una vez realizada la selección de los reproductores, en atención a los criterios arriba expuestos, hay que ver las distintas posibilidades que tenemos a la hora de hacer los cruces. No vamos a señalar esquemas generales de cruces ya que consideramos que cada criadero tiene una problemática distinta y los esquemas válidos en unos pueden no serlo en otros, atendiendo siempre a los ejemplares que se posean y sus características concretas. Nos limitaremos a hacer una pequeña y simplificada clasificación de algunos de los distintos tipos de cruces que podemos realizar con nuestros canarios. Si el lector coteja la siguiente clasificación con las qe figuran en los manuales de Reproducción Animal, se dará cuenta de que hay algunas divergencias, fruto de nuestra intención simplificadora:

Cruces Consanguíneos: Son aquellos realizados entre ejemplares a los que unen lazos familiares, o, dicho de otra forma, ejemplares provenientes de un tronco común de ascendientes. Llamaremos cruces consanguíneos directos a los realizados para fijar las características de ejemplares determinados, mediante cruces lienales ascendentes (con padres, abuelos...), descendentes (con hijos, nietos...), o colaterales (entre hermanastros). Cruces consanguineos indirectos serán aquellos por los que se busca no la fijación de los caracteres de un pájaro concreto sino las características propias de una línea de canto, entendiendo como tal una familia de canarios con unas características genéticas propias y determinadas, que se manifiestan en la práctica totalidad de los ejemplares a ella pertenecientes. Los cruces consanguíneos indirectos suelen realizarse cuando el ejemplar que va a ser objeto de un cruce consanguíneo directo muere y es sustituido, como mal menor, por otro ejemplar de la misma familia (es el caso de los cruces entre primos y entre tíos y sobrinos, en sus diferentes grados). Estos cruces a los que hemos denominado indirectos no son recomendables, salvo en caso de necesidad, al suponer, en cierta forma, una desviación del trabajo que será realizado, generalmente basado en los ejemplares concretos y no en las familias o líneas de canto.

Cruces no consanguíneos o abiertos: En la canaricultura de canto se utilizan para iniciar una nueva línea de canto o para refrescar una línea ya existente en la que la consanguinidad empieza a ser excesiva, Distinguimos entre los cruces de refresco, propiamente dichos, cuyo objetivo es disminuir el índice de consanguinidad; cruces por semejanza, que pretenden potenciar la característica o características comunes de ambos ejemplares, por lo menos en el aspecto que nos interese; y los cruces de corrección, basados en la ley de la compensación y que consisten en el apareamiento de los ejemplares de características diferentes con el fin de que éstas se compensen y eliminar así las características no queridas.

Consideraciones sobre la herencia en los canarios de canto IV

Consideraciones sobre la herencia en los canarios de canto VI