CANARIO DE CANTO ESPAÑOL ¿DULCE?

Miguel Angel Martín Espada
C.N. E7 H363

Recuerdo una anécdota, a principios de los años noventa, estaba en el concurso de Lugo. Por aquellos años empezaba a tomar cuerpo el problema provocado por el abuso de los cruces con canario silvestre y, lo que era peor, de la selección orientada en la búsqueda de ejemplares de canto cuanto más asilvestrado mejor. En aquellos años, en términos generales, aunque buscábamos la ausencia de ritmos continuos en el canto de nuestros canarios, al menos en la mayoría de las asociaciones que considerábamos afines (Puerto de Santa María, Bilbao, Maliaño, Lugo, Oviedo y Zaragoza), no se era tan riguroso y se toleraba la presencia de algún ritmo continuo residual en los ejemplares de competición. Lo cierto es que, por aquél entonces, eran muy pocos los canarios “limpios” en la parte de arriba de la planilla y no precisamente por el llamado “prefijo”, a saber, la puntuación sistemática de las casillas de timbres (entonces timbre metálico), variaciones rodadas y timbre de agua, emitiera o no el canario esos giros. El prefijo era una costumbre heredada de momentos históricos en los que se impuso en FOCDE una planilla tipo FOE en el Timbrado Español. Con dicha planilla, para enjuiciar los canarios de procedencia asturiana, los jueces tenían que inventarse giros porque si no los pájaros no pasaban de puntuaciones irrisorias. Con todo, lo cierto era que se podían contar con los dedos de las dos manos, y a veces con los de una, los lotes que carecían de timbres y/o rodadas en nuestros concursos.

Pero volvamos a la anécdota a la que me refería, en aquella época, a pesar de ser ya juez, me gustaba sentarme en la mesa de enjuiciamiento como un aspirante más para no perderme ninguna de las perlas de sabiduría que siempre salían de la boca de Rafael Martínez Bouzo. En un momento concreto salió un lote de canarios de color verde, el fenotipo no estaba mal, sin ser para tirar cohetes y su canto no es que fuera ninguna maravilla, incluso recuerdo que tenían una variación rodada. Pero si recuerdo esos canarios no fue, lógicamente por su calidad canora. Aquellos canarios emitían su canto en un registro tonal medio, su voz era perfecta para emitir giros hueco-acuosos (cloqueos, aguas lentas y semiligadas y variaciones conjuntas cloqueo-aguas) y floreos lentos modulados de tipo aflautado (del tipo que en Malinois denominan flauta klok) y, como decía, emitían hasta una rodadina, vamos, lo que por aquél entonces denominábamos en Zaragoza, acertada o equivocadamente, canto asturiano de aguas en contraposición al de los canarios de línea Iso, que eran de registros tonales medio-altos, voces metálicas y poderosas y que destacaban más en floreos, floreos lentos y variaciones conjuntas de ambos tipos de floreos con aguas. Recuerdo aquellos canarios por el hecho de que, en un momento dado, Rafa me dice: “estos canarios dulces le vendrían muy bien a fulatino (me permito omitir el nombre del criador) para cruzarlos con los suyos”. El criador al que se refería llevaba unos años obteniendo canarios muy asilvestrados, léase de canto con predominio de giros de riña y, en muchas ocasiones, de voces sesgadas que se apartaban de las hueco-acuosas y metálicas predominantes en nuestros pájaros. Estos canarios asilvestrados llamaban la atención de muchos aficionados y gracias a los éxitos obtenidos a principios de los noventa en los concursos, principalmente en Oviedo, se estaban expandiendo como un reguero de pólvora.

Esta anécdota viene a cuento de que lo que entonces se denominaba canario dulce no se corresponde exactamente con el concepto que hoy en día utilizamos la mayoría. El concepto tradicional de canario dulce se refería, en contraposición al metálico, a un canario de registros tonales medios, con predominio de sonoridades hueco-acuosas e insuperables floreos lentos modulados, este tipo de repertorio les daba una dulzura de la que carecían los metálicos y los asilvestrados, cuyas virtudes, para sus cultivadores, eran otras.

Hoy en día, cuando nos referimos a canario dulce, nos referimos a canarios no asilvestrados y englobamos en el mismo saco tanto a los hueco-acuosos como a los metálicos. Así, en la actualidad, al escuchar esa expresión nos estamos refiriendo a canarios de registros tonales medios-altos o moderadamente altos, voces hueco-acuosas brillantes o metálicas (nunca sesgadas) y en cuyo repertorio canoro nunca deben primar los giros de riña.

¿Un canario deja de ser dulce por emitir un giro de riña? No. En ese caso nos encontramos con un canario dulce, hueco-acuoso o metálico, que emite un giro de riña, que en el caso del Código del Cantor Español será objeto de descalificación (si existe continuidad) o de penalización por rascada.

¿Cuándo se considera entonces que un canario es asilvestrado? Pues para nosotros se considerará asilvestrado, con independencia de que tenga ascendencia silvestre o no, aquél canario que base su canto en giros de riña y también aquellos de voces sesgadas que impriman dicha característica a su repertorio.